Como muestra de las opiniones que ha despertado la designación de Sandra Bessudo como Ministra de Medio Ambiente, presentó la primera de dos columnas de opinión, la cual según mi criterio estaría mostrando un esperanzador perfil de su gestión futura, a partir del estudio en caso del conflicto de intereses en Bahía Málaga, desde la identificación de grupos de poder con intereses ligados a la consolidación de infraestructura portuaria y de otro lado los intereses ligados a la conservación de este ecosistema estratégico.
La autora presume que por su formación académica, perfil profesional y humano, la nueva ministra se orientará a privilegiar en sus decisiones el segundo enfoque, identificando con tino en el caso presentado una eventual prueba de fuego que medirá el verdadero talante de la funcionaria y el peso que tendrá el ministerio a la hora de las decisiones sobre macroproyectos en el alto gobierno.
La autora presume que por su formación académica, perfil profesional y humano, la nueva ministra se orientará a privilegiar en sus decisiones el segundo enfoque, identificando con tino en el caso presentado una eventual prueba de fuego que medirá el verdadero talante de la funcionaria y el peso que tendrá el ministerio a la hora de las decisiones sobre macroproyectos en el alto gobierno.
Una tregua para Bahía Málaga
El nombramiento de la bióloga ambientalista Sandra Bessudo en el Ministerio del Medio Ambiente es un respiro para empezar a cerrar la brecha que se abrió frente a la agenda verde mundial. En lo doméstico, puede ser clave para definir polémicas como la del futuro de Bahía Málaga, punto estratégico en el Pacífico colombiano, donde está enfrascado el Valle del Cauca.
Líderes empresariales y políticos regionales, entre los que se encuentra, obviamente, el gobernador Juan Carlos Abadía y, con él, obviamente, la bancada parlamentaria vallecaucana, atrapados por la ilusión desarrollista, insisten en construir allí un puerto de aguas profundas, en contravía de los estudios técnicos que muestran su inconveniencia. El último, realizado por el profesor Barragán, de la Universidad de Cádiz, ratifica la necesidad de preservar Bahía Málaga como reserva ambiental, advirtiendo el riesgo que significa un proyecto de dicha envergadura para el ecosistema. Concepto que coincide con el de la dirección técnica del Ministerio del Medio Ambiente, que declara a Bahía Málaga como un área de especial importancia desde el punto de vista ecológico, y por consiguiente catalogada como una prioridad nacional de conservación in situ, llamada a formar parte del Sistema de Parques Nacionales Naturales. La CVC, la autoridad ambiental regional, también declaró sus 31.000 hectáreas como área de reserva.
Sin embargo, sectores significativos del empresariado y la política, sordos al clamor creciente en el mundo y en el país por desarrollar una nueva aproximación a una riqueza natural que hoy se reconoce limitada y amenazada, insisten en presionar por todos los caminos al Gobierno Nacional para que levante o congele la salvaguarda ambiental que tiene Bahía Málaga y abrirle así el paso a la construcción del puerto.
De ahí la importancia de la llegada de Sandra Bessudo al Ministerio del Medio Ambiente, la promotora del Pacto Verde que firmaron los candidatos presidenciales, incluido Juan Manuel Santos. Bessudo no sólo conoce el tema, sino que se ha comprometido a través de la Fundación Malpelo a defender el Pacífico y Bahía Málaga como nicho ecológico con una riqueza de fauna y flora única en el mundo, la zona costera tropical de mayor diversidad del planeta y gran maternidad de las ballenas yubartas, una especie por la que ella ha luchado durante años con especial ahínco. Sabe la especial sensibilidad que estos temas tienen en el escenario internacional y de las graves consecuencias que tendrían desastres ecológicos como éste u otros que se están impulsando en las selvas chocoanas, la Amazonia, la Orinoquia o la incesante tala de árboles para la minería y la ganadería extensiva que avanza sin pausa ni control en todo el territorio nacional.
Ojalá le imponga el vigor que ha mostrado como ciudadana en todas sus cruzadas a la conducción de las políticas nacionales de protección al medio ambiente, sin dejarse ahogar por las presiones políticas y los intereses cortoplacistas de particulares, para que no sólo Bahía Málaga, sino la naturaleza toda logren un respiro, la tregua que tanto se necesita para la salvación del planeta y la continuidad de la vida.
Bonilla, M. 2010. Una tregua para Bahía Málaga. En: El Espectador, 4 de Julio [Consultado en línea el 7 de Julio de 2010] [En línea en: www.elespectador.com/columna-211822-una-tregua-bahia-malaga ]
*Imagen de El Espectador
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